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Foto del escritorJesús Fernández Expósito

Parálisis de Bell

 

 

La parálisis de Bell, idiopática o "a frígore", provoca la pérdida total o parcial del reclutamiento en un lado de la cara, causada por una lesión en el VII par craneal. Por lo general, afecta un lado del rostro, siendo más rara la afectación bilateral. Un primer apunte, como bien sabéis si hablamos de reclutamiento muscular habría que diferenciar entre los términos parálisis y paresia.

Si hacemos un paréntesis para hacer un repaso de este nervio sabemos que tiene una anatomía compleja, ya que es un nervio mixto, lo que significa que contiene fibras motoras, sensitivas y parasimpáticas. De esta manera, y resumiendo mucho, las funciones principales son:


  • Motoras:

    • Controla los músculos de la expresión facial, como el orbicular de los ojos, orbicular de los labios y el buccinador.

    • Inerva músculos asociados como el estilohioideo y el vientre posterior del digástrico.

  • Sensitivas:

    • Proporciona sensibilidad gustativa a los dos tercios anteriores de la lengua a través de la cuerda del tímpano.

  • Parasimpáticas:

    • Controla la secreción de las glándulas lacrimales y de las glándulas salivares submandibulares y sublinguales.





Características clínicas principales

  • Debilidad completa o parcial de toda la hemicara afectada: se compromete tanto la musculatura superior como la inferior.

  • Incapacidad para levantar la ceja o cerrar el ojo en el lado afectado, generando ectropión (párpado caído) y lagrimeo excesivo.

  • Signo de Bell positivo: al intentar cerrar el ojo, el globo ocular se desvía hacia arriba y afuera.

  • Puede haber pérdida del gusto en los dos tercios anteriores de la lengua y sonofobia (sensibilidad al ruido).

  • Frecuentemente unilateral, aunque puede ser bilateral en casos de infecciones o enfermedades autoinmunes.


Causas comunes

  1. Idiopática (Parálisis de Bell): representa hasta el 70% de los casos y tiene un origen desconocido, aunque se ha asociado a infecciones por el virus del herpes simple.

  2. Infecciosas: como el herpes zóster ótico (síndrome de Ramsay Hunt) o la enfermedad de Lyme.

  3. Traumatismos: daño directo o iatrogénico (cirugías).

  4. Tumores: como los neurinomas del VIII par craneal.

  5. Otras enfermedades: diabetes, sarcoidosis o esclerosis múltiple.


Diferenciación clínica

Uno de los aspectos que me parece más interesante compartir con vosotros como fisioterapeuta es la diferenciación clínica entre parálisis central y parálisis periférica. Intento aclararlo en la siguiente tabla, ¡vamos allá!.



Os dejo una imagen que ayuda a visualizar lo que os comento arriba de por qué se mantiene el reclutamiento de la hemicara superior en caso de parálisis facial central:


Tratamiento

Para cualquier parálisis facial, se aplican medidas iniciales destinadas a minimizar el daño y facilitar la recuperación funcional:

  • Corticoterapia:

    • Los corticosteroides son el tratamiento de elección, especialmente en los casos de parálisis facial periférica.

  • Antivirales

    • En casos donde se sospecha una infección viral (por ejemplo, herpes simple o herpes zóster), se combinan antivirales con los corticosteroides.

      • Son especialmente útiles en síndromes asociados al virus zóster, como el síndrome de Ramsay Hunt.

  • Protección ocular:

    • En los pacientes que no pueden cerrar completamente el ojo afectado, es crucial prevenir lesiones en la córnea mediante:

      • Lágrimas artificiales durante el día.

      • Ungüentos oftálmicos por la noche.

      • Uso de gafas de sol y, si es necesario, un parche ocular.

  • Fisioterapia:

    • Ejercicios orientados a favorecer el reclutamiento y sensibilidad de la musculatura afectada.

  • Toxina botulínica:

    • En casos con sincinesias o movimientos aberrantes secundarios.

  • Cirugía (en casos severos):

    • Procedimientos como la descompresión quirúrgica del nervio facial o cirugía reconstructiva se consideran cuando la recuperación es mínima tras varios meses.


Conclusión

La parálisis facial es una condición que, aunque frecuentemente alarmante, tiene un pronóstico favorable en la mayoría de los casos, especialmente en la parálisis periférica de Bell.

Un diagnóstico temprano, acompañado de un manejo e intervención adecuada garantiza una mejor recuperación y minimiza las secuelas funcionales. La colaboración entre especialistas, como neurólogos, otorrinolaringólogos y fisioterapeutas, es esencial para ofrecer un enfoque integral al paciente.


Si te ha gustado o quieres ampliar información te dejo las fuentes que he utilizado para elaborar el artículo:



 

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