TDAH ADULTO: mitos y realidad.
- janayaojeda
- 14 jun
- 6 Min. de lectura
Actualizado: 4 jul

El lunes 19 de mayo de 2025, la neuropsicóloga Paula Iglesias condujo un episodio del pódcast de la Fundación AISSE en el que se abordó un tema tan necesario como ignorado: el trastorno por déficit de atención con o sin hiperactividad (TDAH) en adultos. Para ello, contó con la participación del Dr. Pablo Agüero Rabes, neurólogo, doctor en Medicina por la Universidad Autónoma de Madrid, actualmente médico adjunto en la Unidad de Deterioro Cognitivo de la Fundación Jiménez Díaz, donde atiende tanto demencias degenerativas como casos de TDAH en la adultez. Además, es estudiante de Psicología en la UNED y posee formación especializada en trastornos afectivos y TDAH.
Durante más de una hora de conversación, se desgranaron aspectos clave del diagnóstico, la evolución clínica, los neuromitos asociados y el abordaje terapéutico del TDAH en adultos. Esta entrada recoge los principales puntos tratados, aportando contexto y referencias científicas para facilitar la comprensión profunda del tema.
Episodio 142 del podcast de la Fundación AISSE en Spotify: TDAH en el Adulto: mitos y realidad.
El TDAH en adultos: un vacío clínico aún vigente
Aunque tradicionalmente el TDAH ha sido concebido como un trastorno infantil, la evidencia científica y la experiencia clínica convergen en afirmar que sus síntomas persisten en la edad adulta en la mayoría de los casos. Sin embargo, muchas personas llegan a consulta con décadas de síntomas sin haber recibido nunca un diagnóstico. Como explica Pablo Agüero, estos pacientes a menudo han sido tratados por trastornos afectivos, ansiedad, abuso de sustancias o dificultades laborales sin que nadie haya sospechado un TDAH subyacente.
Este retraso diagnóstico, frecuente también en mujeres debido a la internalización de síntomas y a estigmas de género, suele generar un sentimiento profundo de incomprensión y fracaso personal. La frase mi hijo ha sido diagnosticado y me he dado cuenta de que yo soy igual se ha vuelto habitual en consulta.
Una base neurobiológica sólida y compleja
El TDAH es uno de los trastornos neurologicos con mayor carga hereditaria, con una estimación de heredabilidad cercana al 80%. Lejos de ser una cuestión de voluntad o carácter, se trata de una disfunción compleja de las redes cerebrales, especialmente de aquellas relacionadas con la regulación cognitiva, emocional y conductual.
La conceptualización tradicional basada en áreas cerebrales concretas (modelo compartimental) ha dado paso a modelos funcionales que destacan el papel de las redes neuronales, como la red por defecto, la red ejecutiva central y la red de saliencia. Una alteración en el balance entre estas redes puede explicar fenómenos clínicos como la distracción constante, la procrastinación o la dificultad para sostener tareas monótonas, incluso en personas con alta capacidad intelectual.
Manifestaciones clínicas en adultos: más allá de la hiperactividad
En la edad adulta, el TDAH rara vez se manifiesta como una hiperactividad motora evidente. Más bien se expresa como una inquietud interna, una dificultad persistente para organizar tareas, mantener la atención o gestionar el tiempo. La impulsividad, por su parte, puede verse en conductas como interrumpir conversaciones, necesidad de novedad constante o problemas de control emocional en situaciones sociales.
Un rasgo característico, señalado por Agüero, es la miopía temporal, una percepción distorsionada del tiempo que impide planificar adecuadamente y lleva a la procrastinación crónica. Estas dificultades repercuten en la vida laboral, académica, emocional y social, alimentando un círculo vicioso de baja autoestima y frustración.
Diagnóstico: entre los criterios y la escucha clínica
Aunque el DSM-5 es la herramienta diagnóstica más utilizada, tanto Paula como Pablo subrayan sus limitaciones. Los criterios adultos están forzados a partir de los infantiles, muchas veces no capturan las formas reales en las que se manifiesta el trastorno, y pueden ser redundantes o poco sensibles a matices clínicos.
Agüero defiende un enfoque que combina los criterios diagnósticos con una anamnesis profunda y el testimonio de informantes clave, especialmente cuando el paciente no es consciente de cómo sus dificultades se han expresado desde la infancia. La edad de inicio es otro elemento clave: el TDAH debe haber comenzado en la infancia, aunque sus manifestaciones puedan haber sido atenuadas por el entorno o por una inteligencia alta que ha compensado los déficits.
Comorbilidades, diagnósticos diferenciales y solapamientos
Uno de los desafíos clínicos más relevantes es diferenciar el TDAH de otras condiciones que pueden compartir síntomas: dislexia, trastornos del espectro autista, trastornos afectivos o ansiedad generalizada. Como explicó Paula Iglesias, es esencial distinguir entre el perfil primario y las consecuencias secundarias. Por ejemplo, una dificultad lectora puede tener un origen atencional (ir demasiado rápido, saltarse palabras) o un origen fonológico (problemas de decodificación).
Este enfoque funcional exige valorar no solo los síntomas aislados, sino su coherencia, su persistencia a lo largo del tiempo y su interacción con el entorno.
Pruebas complementarias: lo que sí aportan y lo que no
No existe ninguna prueba de neuroimagen, marcador biológico o test aislado que permita diagnosticar el TDAH. En adultos, la neuroimagen solo se utiliza para descartar otras patologías (por ejemplo, en sospecha de deterioro cognitivo), pero no aportan valor diagnóstico específico para el TDAH.
La evaluación neuropsicológica, aunque útil, no siempre es concluyente si no se adapta al perfil clínico del paciente y si no se interpreta en contexto. Agüero advierte que incluso la existencia de pruebas normales no descarta un diagnóstico si la historia clínica lo respalda. Por tanto, el pilar del diagnóstico sigue siendo la entrevista clínica experta y una anamnesis profunda y bien dirigida.
Tratamiento: ni solo fármacos, ni sin ellos
En adultos, los tratamientos más utilizados son el metilfenidato de liberación prolongada, la lisdexanfetamina y, en menor medida, la atomoxetina. Se trata de fármacos con buena eficacia clínica y una tasa alta de tolerabilidad, especialmente a dosis medias. Como señala Agüero, muchos pacientes reportan una mejoría sustancial con el tratamiento, lo que les permite aprovechar estrategias compensatorias previamente ineficaces por sí solas.
Sin embargo, el tratamiento no debe reducirse al abordaje farmacológico. La psicoeducación, el acompañamiento psicológico, la terapia cognitivo-conductual y la intervención neuropsicológica (cuando está disponible) son herramientas fundamentales para lograr una mejora funcional sostenida.
Desafíos del sistema sanitario: una responsabilidad compartida
Uno de los mensajes más contundentes del episodio fue la crítica al sistema sanitario por el abandono histórico del TDAH en adultos. No solo hay una falta de formación específica en las carreras de Medicina, sino una resistencia activa por parte de algunos profesionales a asumir estos casos.
Pablo Agüero denunció el negacionismo voluntario que persiste entre especialistas que se sienten incómodos con este diagnóstico, quizá por desconocimiento, prejuicios o falta de herramientas. Ambos profesionales coincidieron en la necesidad urgente de incorporar más neuropsicólogos y psicólogos clínicos al sistema sanitario público, fomentar equipos transdisciplinares y formar a los profesionales en diagnóstico diferencial y en la escucha clínica.
Conclusión: un diagnóstico que puede cambiarlo todo
Lejos de ser una etiqueta más, el diagnóstico de TDAH en la edad adulta puede ser liberador. Explica años de sufrimiento, relaciones truncadas, fracasos profesionales y malestar psicológico. Como contó Agüero, no son pocos los pacientes que, tras recibir un diagnóstico y un tratamiento adecuado, afirman: me ha cambiado la vida.
Aún queda mucho por hacer para que el sistema sanitario esté a la altura de estas necesidades. Pero conversaciones como esta y profesionales como Paula Iglesias y Pablo Agüero ayudan a que ese futuro esté más cerca.
¿Dónde encontrar al Dr. Pablo Agüero Rabes?
Pablo Agüero atiende en la Fundación Jiménez Díaz (Madrid), tanto en consulta presencial como en videoconsulta. También está disponible en LinkedIn, donde comparte reflexiones sobre deterioro cognitivo, TDAH y neurología clínica.
Referencias:
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